La infancia comprende desde el nacimiento hasta la adolescencia. Es la etapa de mayor vulnerabilidad de una persona, ya que requiere de otros para poder sobrevivir.
Este es el momento en el que se establecen las bases para la salud mental y se da a través de las interacciones que se tienen con los cuidadores primarias (la mayoría de las veces son los padres).
Durante esta etapa el mundo del niño es su familia y la forma en cómo lo vea su familia , así será el niño, por ejemplo si la familia lo ve y lo describe como alguien temeroso, entonces el niño se mostrará como un niño temeroso.
El nuevo ser va aprendiendo a reconocer sus emociones y a gestionarlas dependiendo de cómo reacciones sus cuidadores frente a estas emociones.
Empieza a generar pensamientos sobre sí mismo: soy bueno – soy malo, soy listo – soy tonto, soy capaz – soy incapaz, merezco ser amado – no merezco ser amado, esto gracias a los mensajes verbales o no verbales que recibe.
Establece patrones de comportamientos que impactaran en sus relaciones futuras, debido a los comportamientos que son o no aceptados por sus cuidadores.
Las acciones generan mensajes de aceptación y cercanía, como los abrazos, las sonrisas, el estar presentes, el escuchar atentamente, estas acciones dan el mensaje a los niños que se les quiere, se les valora, se les ve, en fin que son merecedores de nuestro amor.
Hay otras acciones como el darles la espalda cuando hay un desacuerdo, los gritos, los insultos que envían en mensaje de que no son aceptados, no se les comprende y no merecen nuestro amor.
Durante la infancia es importante:
- La presencia de los cuidadores, los niños necesitan sentir que hay alguien que los cuida y les protege, por otra parte, la sensación de soledad genera la sensación de desprotección.
- Que los cuidadores ayuden a generar un vocabulario emocional, que se les explique que esa sensación que tienen en el cuerpo se da cuando estamos experimentando la emoción llamada (identificar la emoción) y validar esa emoción.
- Limites claros y respetuosos, que le permitan al niño explorar con seguridad,
- Reparación frente a las equivocaciones. Si agrediste a tu hijo, por ejemplo gritándole es importante que sepa que esa conducta no fue la adecuada y que es tu responsabilidad el grito, que no tiene la culpa.
- Que el amor de los cuidadores sea incondicional.