La infancia es una de las etapas más importantes en el desarrollo de los seres humanos, es cuando comienza nuestro aprendizaje y se crean las bases para la salud mental.
Llevamos dos años conviviendo con el Covid y necesitamos ser honestos con nosotros mismos, esto nos ha afectado a todos, pero sobre todos a nuestra infancia, el aislamiento les ha privado de lo más esencial para la salud mental, el afecto, y además sus cerebritos han estado en constante estado de alerta ya que los mensajes que se recibieron desde un inicio eran de peligro.
Al encontrarse en esta etapa de desarrollo todo se hace más difícil, ya que el malestar que se está viviendo no se transmite en palabras y muchas veces se guarda como una sensación (no sabe qué esta sucediendo) y se expresa por medio de la conducta, como psicóloga he podido observar niñas y niños con dificultades para concentrarse, seguir instrucciones, con una sensación de soledad que no pueden explicar su causa.
Por medio de las sesiones psicológicas trabajaremos en aquellos factores que estén generando el malestar, brindando herramientas que le permitan hacer frente a estos, adquiriendo un vocabulario para expresar de forma adecuada lo que necesitan y así lograr una infancia emocionalmente feliz.